Muchos inversores nuevos en el mercado se acercan al mismo atraídos por la reserva de valor que los inmuebles poseen frente a las crisis, que históricamente han demostrado. Antes de dejarse llevar por el entusiasmo, sin embargo, se deben tener en cuenta algunos factores fundamentales.

Con la entrada de inversores no profesionales o menos experimentados en el negocio inmobiliario, se generan fuertes distorsiones en los precios de los terrenos con alto potencial de desarrollo. Es importante revisar los planes de negocios propios y analizar exhaustivamente al inversor antes de pensar en compartir proyectos. Este análisis precio ayuda a identificar en términos de expectativas de rentabilidad, plazos y riesgos.

La diferencia que existe entre el desarrollador y el inversor está dada por el conocimiento del negocio que posee el primero. Es justamente él quien puede sacar las mayores ventajas del proyecto y orientar el negocio hacia una vía productiva. De esta manera, el desarrollador se convierte en el verdadero motor de una experiencia que puede resultar positiva y productiva para todas las partes involucradas.